En la carretera, el alcohol mata

El alcohol sigue siendo uno de los principales factores de riesgo en carretera y cada año provoca cientos de fallecidos y heridos graves en siniestros viales. La OMS lo considera un problema de salud pública que no solo afecta al conductor, sino también a pasajeros y peatones.

El alcohol altera funciones básicas para la conducción como la coordinación, los reflejos, la visión y la toma de decisiones, aumentando el riesgo de accidente en cualquier cantidad consumida.

En España, los datos reflejan un aumento preocupante: en 2022 se registraron 4.283 siniestros con presencia de alcohol, un 20% más que en 2018, con 312 fallecidos y más de 500 heridos graves. El 30% de los conductores fallecidos en accidentes mortales tenía alcohol en sangre, y uno de cada tres muertos en 2023 dio positivo en los análisis.

Actualmente el límite legal está en 0,5 g/l, pero la DGT estudia rebajarlo a 0,2 g/l, siguiendo el ejemplo de Suecia y Noruega, donde esta medida redujo significativamente la siniestralidad.

Pese a los controles, en 2022 se impusieron más de 121.000 sanciones por alcohol y 4.000 conductores reincidieron, lo que ha llevado a plantear programas de rehabilitación y retirada del permiso hasta completar tratamiento.

Los expertos insisten en que incluso una sola copa ya compromete la seguridad y que, frente a las graves consecuencias, la única opción responsable es clara: si bebes, no conduzcas.

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